¿Qué hubo antes de fundarse Bilbao? ¿Qué seguirá habiendo cuando Bilbao deje de existir? Sin duda, lo que la naturaleza disponga. Por ejemplo: la Ría.

La Ría de Bilbao, el estuario de los ríos Nervión-Ibaizabal (que se unen poco antes de llegar a Bilbao), ha estado siempre, y aquí seguirá, por muchos siglos que pasen.

Eso sí, quien pudiera hacer un viaje en el tiempo, apenas podría reconocerla. Una bilbaina del siglo XIV que apareciera hoy en nuestra ciudad, ¡se llevaría un gran susto! Por contra, quienes ahora la habitamos, nos deleitaríamos con la belleza de un entorno natural con algunas semejanzas a Urdaibai (una Reserva de la Biosfera a media hora de Bilbao).

La Ría de Bilbao le dio vida a nuestra Villa. Sin ella, no habría existido Bilbao, o al menos no habría alcanzado el nivel de desarrollo conseguido a lo largo de cada uno de sus siglos de existencia. Valga como muestra señalar que sus aguas permitieron conectar Bilbao, primero con Europa, más tarde con América. Y a través de Bilbao, se estaba conectando a Castilla.

No cabe duda, la razón de existencia de Bilbao fue su condición de puerto. Tanto es así, que se dice que fue puerto antes que Villa. ¿La bandera de Bilbao?: se la debe a su puerto. ¿Y dónde queda la Ría? Pues en el escudo, junto al viejo puente, los lobos, y la iglesia de San Antón (aunque antes hubo en el escudo otros edificios).

Pero decíamos que la Ría y su entorno no se parecen nada a lo que fueron. Pongamos algunos ejemplos. El Arenal: fue playa fluvial, hoy totalmente colonizada, que conserva memoria de lo que fue, solamente en el nombre. Uribitarte: en euskera significa “entre dos aguas”, y se refiere a una isla que hubo en la Ría. Además de no existir actualmente, resulta que tampoco era natural, fue creada artificialmente. El cauce de la Ría en esa zona no es el original. Hace pocos meses apareció otra isla en Bilbao: Zorrotzaurre (sería más justo llamarla Isla de Deusto), otro espacio creado por personas y máquinas, no por la naturaleza. Esta importante extensión de terreno fue siempre parte de la anteiglesia de Deusto (hoy un barrio de Bilbao).

Estas y muchas otras transformaciones que no mencionaremos aquí, han cambiado totalmente la imagen del estuario, si bien su función sigue siendo la misma: conectar el agua dulce de los ríos Nervión e Ibaizabal, con el agua salada del mar Cantábrico.

Tras décadas de una intensísima actividad industrial, uno de los cambios más importantes ha sido la recuperación del agua de la Ría. Si entonces teníamos un agua altamente contaminada, hoy nos podemos deleitar observando la vida que ha vuelto a ella: peces, patos, cormoranes… incluso alguna vez hemos visto cisnes a la altura de Deusto (¿los del Parque de doña Casilda, dando un paseo, quizás?) y delfines, aunque estos muy rara vez se adentran tanto en el estuario, pero alguna vez han sido vistos a la altura del Casco Viejo.

La Ría puede existir sin Bilbao, pero no podemos entender Bilbao sin la Ría, forma parte de su esencia. Quien quiera conocer Bilbao, no debe descuidar su estuario, ¡qué tanto ha vivido, y tanto le queda por vivir!